sábado, agosto 21, 2021

Veinticinco

 Una luz, una mesa y un vaso de agua.

Entonces, ¿no siente remordimientos por lo que hizo?

Claro, como lo sentiría cualquier persona normal. ¿Me da otro cigarrillo?

¿Cree que lo que usted hizo es normal?

No, bueno…

¿Bueno?

¡Ay! Y usted, ¿Qué hubiera hecho?

 

Un sofá, una tele, una mesita de centro y una alfombra de rombos rojos.

Chantino, eres una plasta de sofá ¿te lo han dicho? No haces nada en todo el día.

¡Ay, mamá! No empieces, me acabo de sentar.

¿Ahora así nos llevamos? “Ni impiicis”

¡Ash, cómo eres! Ándale, siéntate, vamos a ver la serie.

Bueno, pero dame un masaje en los hombros que estoy super tensa.

¡Todo quieres! Ya consíguete un güey bien acá que te haga de todo, ya te hace falta.

¡Grosero! Ven acá para darte un sopapo, mi muchachote.

 

Una caja registradora, una vitrina, dos coca-colas tamaño familiar.

Doña Sara, ¿Va a llevar algo más? ¿Sus cigarros?

No, Don Rubén, nomás con las dos cocas.

Qué bueno que lo intente de nuevo.

¡Ya sé! Y esta vez va con intención. Se lo cambié a Chanti por que empiece a trabajar.

¡Ese muchacho! Pues de hecho el señor Matis, el de la esquina naranja, el que se acaba de cambiar, me dijo que estaba buscando un muchacho para que le ayude a organizar su colección de revistas que todavía tiene en cajas.

¡Ah! ¿Don Julián? Pues mi hijo tiene un montón de comics en bolsitas, creo que eso si podría hacer. Se lo voy a mandar.


Una mesa, una estufa, dos platos con huevo revuelto, un bote de leche.

¡Buenos días!

mmm

¿Estás bien?

mmm

”mmm” ¿Qué?

Nada.

La adolescencia ataca de nuevo. ¿Vas a ir ahorita con Don Julián?

No

Chantino, ¡teníamos un trato!

¡No me importa, no quiero regresar ahí nunca más!

Pero, Chianti, querido, no te vayas… tu huevo…

 

Un escritorio con una computadora, una silla giratoria, un cenicero vacío

Sara1979

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“Julián Matis” 

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Una casa color naranja, una puerta cerrada, un interruptor de timbre eléctrico.

Hola, ¿Don Julián? Soy Sara, la mamá de Santiago.

Mucho gusto, ¿en qué puedo ayudarle?

Sé quién es usted en realidad.

No sé a qué se refiere. ¿Qué le dijo Santi?

Santiago, se llama Santiago.

¿Y bien?

¡Tiene que confesar sus crímenes!

Por favor, pase, vamos a hablar.

 


Un parque, una bicicleta en el piso, una banca, varias palomas.

Mamá, ¿por qué fumas tanto?

No lo sé Chanti, por los nervios, supongo.

¿Qué son los nervios?

Cosas de adultos, miji.

¿Son las cosas que tu y papá hablaban en el hospital antes de que se fuera?

Algo así… si, algo así.

Yo no quiero saber de cosas de adultos. Tus cigarros huelen muy feo.

Lo sé Chianti. Un día dejaré de hacerlo.

¿Lo harás por papá?

No Chianti, lo haré por ti.

 

Una sala de muebles descoloridos, una televisión vieja, muchas cajas llenas de revistas en el piso.

Siéntese, ¿le ofrezco algo de tomar?

¡Don Julián! Si usted no se entrega, yo lo voy a denunciar.

Ahora veo de dónde sacó Santiaguito lo guapo. Es usted muy atractiva Doña Sarita.

¡Esto tiene que parar! Tiene que confesar lo que le hizo a mi Chianti, y quien sabe a cuantos más.

¿Por qué no nos ponemos cómodos?

¡Aléjese!

 

De nuevo una luz, una mesa y un vaso de agua.

No estamos aquí por lo que yo hubiera hecho Doña Sara, estamos aquí por usted.

¿Y qué hay de lo que le hizo a mi hijo?

De eso ya no lo podemos enjuiciar después de lo que usted hizo. Pero si usted me lo pregunta, lo tenía más que merecido. De cierta manera mis colegas, yo incluido, le reconocemos eso, señora.

¿Y que va a pasar conmigo?, ¿y con Chianti?

Eso lo va a decidir el señor juez, pero no se preocupe, en estos casos el sistema se porta muy benevolente, no creo que le den muchos años.

¿Años?

Señora, una acuchillada es defensa propia, pero ¿veinticinco?

domingo, agosto 08, 2021

Limones Amarillos en el Jardín

Empiezo a acostumbrarme a estar mal conmigo mismo desde que tu ausencia se hizo presente. Me encojo de hombros y me lleno la cabeza de constelaciones que nos inventamos juntos en las noches de vino y telescopio. 

─Haz todo lo que ella te diga o lo vas a lamentar. Así son las embarazadas─ fue el consejo que me dio un amigo y que mantuve en mi mente todo el tiempo, menos cuando debía. Fue siempre mi idea darte todo el espacio posible y nunca discutirte, pero la casa seguía igual que siempre; era nuestra casa de pareja y no tenía ninguna señal de estar esperando nuestro bebé. Las sugerencias de comprar ropita o biberones siempre fueron denegadas y el asunto de planear los viajes de nuestras familias para venir a ayudarnos se convirtió en tabú.

Me tiro en el jardín a ver las nubes y pronto me concentro en las abejas polinizando el citrón que sembramos hace doce años, aquel que tu abuelita tundió de escobazos diciéndole que lo iba a cortar si no empezaba a dar y que el mismo verano entregó aromáticos jazmines y ya en diciembre dejaba caer al suelo jugosos limones amarillos.

Al fin, una mañana dos semanas antes de la fecha tentativa de parto, la fuente se rompió mientras te ayudaba a levantarte para ir al baño. Le mandé inmediatamente un texto a la partera y seguí las hojas con instrucciones que listaba equipo que no había visto por la casa, pero de lo que claramente me acordaba era haberte comentado ─tres meses atrás─ que procuraras todo lo que ahí decía. Al indagar sobre la localización de las cosas mi estado pasó de emoción por lo que se avecinaba, a horror por todo lo que tenía que reunir y preparar en un lapso de dos horas.

 Una tonada lejana, con cotes electrónicos de bocina mal bobinada en la radio de algún vecino, quirúrgicamente extrae de mi parietal derecho el otoño que pusimos una sartén de peltre para procurarnos la miel que de vez en cuando escurría de entre el tejado de la cochera.

Lo primero que me dijiste fue ─sube la temperatura del calentador─, a lo que respondí con una aserción labial, tratando de organizar mi mente con prioridades como prender el horno para desinfectar las cosas que se iban a utilizar durante el parto y conectar el tubo a la regadera para poder llenar la alberquita en la que el bebé nacería bajo el agua.

Las nubes que destierran el carruaje de apolo de la bóveda del recuerdo de tus besos se desploman sobre el socavón de mis sentimientos desterrados, llenándome de una neblina que quirúrgicamente devana mi cerebro en imágenes de melodías en francés donde tu y yo desnudos bebemos champagne en la bañera y nos acariciamos mutuamente con los pies.

Reconozco que lo de no saber el sexo del bebé hasta el momento de nacer fue algo que yo propuse y que los dos estuvimos de acuerdo: qué difícil fue encontrar ropa de colores o motivos neutros ─la ropa amarilla para bebé no es tan común como hubiera imaginado─. Justo estaba divagando en eso cuando volviste a recordarme lo de subirle la temperatura al boiler, a lo que volví a contestarte afirmativamente, pero de manera más gutural, denotando algo de impaciencia.

Alégrate corazón, espero que al menos tu puedas. Mi alma esta llena de plagios cibernéticos de letras que ayuden a entender nuestras sonrisas y besos en las fotos de los parques y de los cerros, encerrados entre paréntesis en la ecuación constante de nuestros reproches y regaños.

Entonces empezaron a invadir mi mente los meses de procrastinación, la falta de ropa, de biberones, sólo había un paquete de pañales de recién nacido que alguien del trabajo me regaló, la cuna estaba sin armar, tus papás ni siquiera habían comprado los boletos de avión. Nuestros “amigos” no contestaban los mensajes, el cuarto del bebé sin arreglar y sin decorar, nada de comida para el bebé: Todo esto empezó a subirse a mi cabeza, a mezclarse con todo lo que estaba en la lista, y entonces me repetiste ahora con enojo ─por favor, ve y súbele la temperatura al calentador─ y dejé de ser yo mismo. Cuando recapacité sólo pude ver lágrimas en tus ojos y una expresión de terror. Tuve una sensación de culpa como no había sentido antes, no quería ser yo ni quería que nadie estuviera en mi lugar. Jamás pensé que hubiera podido gritarte, y muchísimo menos en este momento y en esta condición. Debí abrazarte y pedirte perdón, pero me salí inmediatamente al sótano a arreglar lo del agua.

El amor es demasiado valioso, aunque sea sentirlo por tan solo un segundo, pero la vida sin muerte es simplemente imposible. Me doy cuenta de que todo sucumbía entre nos desde hacía años y de que todo el tiempo ni las canciones del mundo tenían manera de curarlo.

Mientras el agua caliente de la bañera de parto se derramaba roja sobre la alfombra, lloraste y besaste a nuestro bebé con una sonrisa que se quedó eterna en tu rostro cuando te desvaneciste en mis brazos ante la incapacidad de la partera de contener tu hemorragia antes de que llegara la ambulancia.

Esta mañana la radio me cura y me hace alucinar los limones caer sobre las faldas de la abuela, que en seguida va y los ofrenda a los reyes y reinas del panal que jamás pudimos ver.

Tentaciones

La ciudad se va cubriendo de negro mientras me dirijo al viejo barrio de Ximending. La noche pinta bien en este distrito donde los cines, las compras, los puestos de bocadillos, los bares y funciones de arte callejeras crean un ambiente de lozanía en que los jóvenes dan rienda suelta al júbilo del fin de semana.

Al arribar a la estación, una avalancha de humanidad me arrastra hasta las escaleras eléctricas que llevan al nivel de la calle. Conozco bien este lugar y mis pasos logran desviarse de la estampida hacia un callejón semicircular lleno de bares dispuestos uno a continuación del otro.

Haydee me espera justo afuera del bar. Todavía no me acostumbro a su despampanante belleza, a sus largas piernas torneadas, encasquilladas en esos shorts blancos apretados. Sus enormes ojos casi equinos tienen esa peculiaridad de atravesarme el alma con una mirada. Le planto un beso en la mejilla y disfruto enormemente sentir sus labios carnosos hacerme lo mismo. Nos vemos fijamente por unos instantes, sabemos que nos gustamos y que algo podría darse en cualquier momento.

Ella desvía su mirada a su celular, y tras unos dedazos me dice: ─Mis amigos están por llegar.

─¿Cuántos vienen? ─Pregunto.

─Como seis. Te van a caer muy bien. ─Me contesta, como tratando de darme ánimos, y su respuesta me causa humor; de hecho, prefiero que haya más personas alrededor esta noche, al menos por unas horas. Me provoca cierta desazón la diferencia de edades y ciertas necesidades económicas que hasta el momento le he ayudado a solventar, pero no quiero descartar el efecto y las consecuencias que algunas rondas de tragos nos puedan traer a colación.

─Creo que lo mejor será que vayamos pidiendo lugar para cuando lleguen. ─Le aviso, al tiempo que me vuelvo y le hago la petición al mesero que ya se había apostado junto a la puerta desde que nos vio llegar, o al menos lo intento: los ojos desorbitados y actitud nerviosa me hacen entender en dos segundos que el tipo no habla pizca de inglés. Antes de poder reaccionar, siento la mano de Haydee tomar mi brazo, y observo como su fluido mandarín transforma la angustia del pobre sujeto en una sonrisa de alivio. Inmediatamente nos conduce hacia una mesa para diez.

Ella se sienta muy pegada junto a mí y empieza a jugar con mi mano.

─¿Y qué dicen tus líneas? ─Me pregunta, como continuación de una plática que dejamos dos días atrás cuando le hice una demostración de mis pobres intentos de quiromancia.

─Tienes buena memoria. ─Le respondo con una mueca de gracia mezclada con ironía. ─¿Ves esta línea que llega casi hasta la muñeca? Significa que voy a vivir muchísimo tiempo…

─¿Y en el amor? ─Rápidamente interrumpe.

─Ya no tengo más líneas que crucen la línea del amor, supongo que estaré solo el resto de mi vida.

Mi respuesta parece desconcertarla un poco, y como si estuviera predestinado, en ese preciso momento llegan sus amigos ─siete hombres─. Nos ponemos de pie para saludarlos y hacer las presentaciones. Entonces pasa algo chistoso: ella nos empieza a acomodar y me pone en medio de otros: un sujeto menudito de lentes y un gordito simpático entallado en una camisa semi desabotonada estilo hawaiano con su amplio pecho lampiño al descubierto. Ella se sienta del otro lado de la mesa.

Empezamos a pedir tragos, tequila en su mayoría, según ellos para honrar a sus dos anfitriones mexicanos. Después de un rato de risas y chistes en varios idiomas entremezclados, el gordo, que dijo llamarse Alan, deja caer su rechoncha mano sobre mi muslo derecho, diciéndome con un inglés japonizado y una sonrisa coqueta de ojos brillosos ─¡eres lindo! ─Más que ruborizarme, me causa ternura, y sin retirarlo le contesto en forma muy sincera ─¡Muchas gracias! Tú también. ¿A qué te dedicas?

─Soy representante de ventas de teléfonos inteligentes. ─Dijo, variando su tono coqueto a una postura galante y profesional.

─¡Qué interesante! Yo trabajé diseñando esa tecnología algunos años atrás. ─Contesto, desviando la conversación a terrenos profesionales. Así seguimos por un rato, sin olvidarme de intercambiar ocasionalmente miradas de complicidad con Haydee, como tratando de averiguarnos hasta dónde nos había ya desinhibido el alcohol, y es justo en medio de uno de esos encuentros visuales, que un leve apretón en mi pierna me recuerda que Alan nunca retiró su mano, y mi intempestivo desvío de la mirada hacia abajo de la superficie de vidrio la hace darse cuenta de tal demostración homosocial de afecto. La reacción de sorpresa de sus ojos entornados debajo de esas hermosas pestañas negras alargadas, dan lugar a una carcajada que nos deja a todos los comensales en un breve silencio, seguido del más delicioso contagio de alborozo colectivo que he disfrutado en décadas.

Horas después, por fin, ella se levanta y comienza a despedirse. Yo, tras una breve participación en el abucheo, también me levanto y hago lo mismo.

─Te vi subir muchas fotos a Instagram. ¿Me agregas? ─Insiste Alan.

─Claro que sí. ─Después de intercambiar cuentas, me abraza y susurra al oído ─Sabes que soy gay, ¿verdad?

─Lo intuí. ¿Tienes algún problema con que yo no lo sea? ─Respondo con voz suave e invitante.

─No, lindito. ─Contesta mientras nos separamos, mirándome con esa ternura que parece serle patente.

Adentrados en los ya vacíos callejones que una lluvia pasajera ha dejado resbalosos, nos tomamos del brazo para no caernos mientras nos dirigimos hacia una avenida más transitada.

─¿Por qué no te quedaste más rato? Al parecer hiciste un buen amiguito ─Me pregunta Haydee con un tono de sarcasmo, y tal vez una o dos gotas de celos.

─¿Ya olvidaste que te prometí acompañarte a casa? Está super solo. Además, eres la única en todo Taipéi que tiene que levantarse temprano en sábado para ir a dar clases de español.

─Tu siempre tan caballeroso y atento. Tal vez fue lo que le gustó de ti al gordito.

─¿Es lo que es atractivo de mí? ─No veo su reacción por estar pidiendo un Uber en mi celular.

En el trayecto empezamos a poner canciones en nuestros celulares. Vamos cantando como locos. El chofer nos ignora. Nos burlamos de los mensajes de coqueteo que Alan empieza a mandarme y nos alternamos para contestarle.

─Tienes tu pegue con los chicos, quien tuviera tanta suerte. ─Me dice con sorna y creando cierta distancia a la vez. Sé que nos acercamos a su casa.

─Sólo con chicos que ganan buen dinero, tal vez me saquen de trabajar. ─Lo digo con burla y mi respuesta le cambia el semblante.

Tras bajarnos del auto la acompaño hasta la puerta de su casa. Nos despedimos con un beso de amistad y me encamino hacia la calle principal a pedir otro Uber. Me quedo pensando si realmente quiero regresarme a dormir. Algo comienza a darme cierta curiosidad y decido tentar al destino: le envío un mensaje a Alan para saber dónde sigue la fiesta.

sábado, julio 17, 2021

La Corrupción de la Carne


Cuando se tira un trozo de carne al asador lo menos que se piensa es de dónde vino antes de ser tomado de un refrigerador del supermercado. Comúnmente lo que pasa por la mente es el precio y en ocasiones la calidad. Es muy cómodo limitar el nivel de consciencia en este aspecto y evitar cuestionarse: ¿cómo es posible criar tanto ganado para proveer de este producto a billones de personas?, ¿quiénes se llevan la mayor parte del dinero que se está pagando?, ¿cómo afecta directamente la biodiversidad y la generación de oxígeno en el planeta?

La crianza de ganado bovino es responsable por el ochenta por ciento de la deforestación mundial y es una pieza importante de lo que se conoce como “agronegocios”. En Brasil esta industria tiene una derrama económica que conforma la quinta parte del producto interno bruto (PIB) y a su vez es el mayor causante de la tala y quema ilegal de la selva del Amazonas, que es un ecosistema considerado el pulmón del mundo; no por el seis por ciento de oxígeno que libera a la atmósfera sino por la cantidad de nutrientes que crean el balance perfecto en el mayor generador de oxígeno del planeta: el océano.

La corporación brasileña de productos cárnicos JBS tiene ganancias brutas anuales por cuarenta y seis mil millones de dólares a nivel mundial, y el veinticuatro por ciento de estos ingresos provienen de sus negocios en Brasil[1]. Es importante recalcar que esta empresa es reconocida como una de las más corruptas en el mundo por su involucramiento en varios de los peores escándalos de esta índole registrados en la historia de la humanidad. En el último, su entonces CEO Juan Batista recibió inmunidad al incriminar a numerosos políticos brasileños (incluído un expresidente), revelando que repartió entre ellos ciento cincuenta millones de dólares en sobornos. A JBS sólo se le impusieron multas por tres mil y medio millones de dólares.

Las empresas pertenecientes a la familia Batista tienen fuertes vínculos con el actual presidente de Brasil: Jair Bolsonaro, que durante su controversial campaña prometió liberar “hasta el último milímetro del Amazonas” a los ganaderos y madereros, proporcionándoles libre acceso a áreas protegidas de la mayor reserva ecológica del planeta: ¡y cumplió! A su llegada al poder, una de sus primeras acciones fue subordinar la agencia encargada de la protección ambiental FUNAI al Ministerio de Agricultura, cuyos líderes están fuertemente vinculados a JBS. Desde entonces se han incrementado en un ciento cincuenta por ciento los ataques a organizaciones sociales comprometidas con la defensa de la selva y alrededor de mil quinientas personas[2] han sido asesinadas defendiendo sus tierras.

Pero la resistencia existe, y una de sus principales líderes es Sônia Guajajara, acreedora al premio de derechos humanos Letelier-Moffitt por su postura defensiva en contra de corporaciones poderosas y un gobierno opresor. La ex-candidata a la presidencia de Brasil por el Partido Socialismo y Libertad sostiene que “Bolsonaro es una amenaza para el planeta” e imputa como patrocinadores de su ascenso al poder a JBS y otras empresas transnacionales con intereses agroeconómicos, creando así consciencia de que la destrucción de la selva es responsabilidad internacional: “los que derriban árboles no sólo están afectando a nuestro país, sino a todo el mundo”.

Lamentablemente los esfuerzos proteccionistas de los indígenas del Amazonas son insuficientes: en 2021 Brasil anunció que la deforestación creció en un cuarenta y tres por ciento con respecto al año anterior y que en los primeros cuatro meses de ese año llegó a mil doscientos kilómetros cuadrados[3]; sin embargo, estos son los datos oficiales de un gobierno que públicamente ha proyectado una postura internacional en defensa del medio ambiente pero que es denunciado por organizaciones de activismo ecológico por fomentar subrepticiamente la toma de zonas protegidas tal como se prometió en campaña: “los países industrializados se han hecho ricos destruyendo sus bosques y ahora nos critican por aprovechar nuestros recursos y buscar nuestro propio enriquecimiento”.

Efectivamente, los agronegocios (que también incluyen la industria maderera) han reportado un auge importante durante la influencia de JBS sobre el gobierno, pero sólo una fracción mínima del enriquecimiento ha beneficiado a los pequeños y medianos productores locales, siendo los mayores beneficiados las grandes corporaciones. Las exportaciones de este sector han incrementado veinte por ciento anualmente desde el escándalo de 2017, inclusive después de que EUA prohibiera permanentemente en ese mismo año las importaciones de carne brasileña por su baja calidad e higiene[4]. Actualmente los principales importadores cárnicos son Hong Kong, China y Egipto. No es tampoco de sorprender que Rondȏnia, uno de los estados de Brasil con menor volumen de producción de ganado bovino, y situado dentro del área del Amazonas, haya reportado un crecimiento del sesenta y dos por ciento en el mes de Diciembre de 2019.

Teniendo en mente todos estos datos sería conveniente cuestionarse si el beneficio personal y la derrama económica tras la adquisición de un paquete de carne de res realmente valen la pena en comparación al impacto social y ecológico que conlleva, ya que la sangre contenida en ese envoltorio de plástico no sólo es del animal que se crio en el terreno abatido e incinerado de alguna selva o bosque, también lo es de las personas que murieron tratando de defenderlo.

 


[1] En comparación, la multinacional McDonalds tiene un ingreso bruto anual de veintiún mil millones de dólares.

[2] Dato de 2019.

[3] Similar a la superficie de la ciudad de Los Ángeles, California, EUA.

[4] La FDA encontró diversas enfermedades y contaminantes en la carne, incluyendo, pero no limitado a hule de llantas, heces fecales y cenizas.

martes, junio 29, 2021

Amor en O


La idea de que pueda amarte siempre será debatible, ya que llegas a mí en una caja y eres del tipo inflable. 

Cuando encuentro la pequeña válvula debajo de la piel de tu espalda, la beso con mis labios y deposito mi aliento dentro de ti, querida, llenando la voluptuosidad de tus senos y caderas. En unos segundos se descubre en tu rostro la emoción hasta entonces encerrada de una vocal, mientras tus brazos se estiran como tratando de alcanzar el cielo. Entonces encuentro esta botellita, a lo que me pregunto estúpidamente… ¿por qué? Oh, ya veo, es que no tienes lubricación ya que eres de plástico y costuras; pero eso no importa, cuando cierro mis ojos y me recuesto sobre ti, te conviertes en la mujer de mis sueños.

Pienso en lo silenciosos que serán tus orgasmos en comparación de los de las mujeres a las que he hecho aullar. En el sexo oral nunca babeas, pero no creo que te los tragues, después de todo eres sólo una muñeca inflable, tan insignificante y vacía, de mil doscientos pesos con impuesto incluido.

Nunca podremos tener hijos, y eso tiene su encanto, porque así nunca tendrás que tomarte la píldora; pero tal vez si tenga que ponerte un parche en un brazo que, si eso pasara, ojalá no sea a consecuencia de un mordisco que te haga salir volando por todos lados.

No tendremos que pasar por la mortificación de cenar con tus padres ni de tratar de caerle bien a la suegra. Lo mismo con mis padres, que, de llegar de visita inesperada, podría esconderte fácilmente debajo de la cama.

Amarte tiene sus ventajas: mi cheque está seguro en las quincenas y los dolores de cabeza nunca son un problema; podemos tener sexo a cualquier hora; cuando los muchachos vengan a ver el futbol, te quedarás quieta en el closet: aunque no puedo negar que sería genial que me pudieras ayudar con las botanas y servir la cerveza.

Sin más, eres la mejor compañera que pude haber conseguido. Te amo y no me importa lo que el mundo piense. Me gustas… y aunque los nuevos modelos de latex natural me empiezan a llamar la atención, te prometo serte fiel hasta que tu plástico aguante.

viernes, junio 25, 2021

Cinturón

Quien fuera cinturón de seguridad para abrazarte y protegerte en tu tránsito por los caminos de la vida, mientras te voy abrazando desde tu hombro hasta tus caderas.

martes, junio 15, 2021

Elucubraciones del estado físico temporal de un Bonsai


Esa sensación de vértigo que he deseado toda mi existencia me provoca trascender hacia millones de partículas de cristal esparcidas sobre el piso de losa blanca del departamento de Violeta.

Las torturas y limitaciones a las que fui sometido toda mi vida me dan esta apariencia evocativa de paisajes costeros del lejano oriente: víctimas de la erosión constante de la salada brisa del mar. Y gracias a una proyección onírica de mi jardinero artesano atormentador, mi suplicio se complementa con mi encierro dentro de esta copa de coñac.

Saxon, el gato, descansa bajo el rayo de sol que entra por la ventana, tratando de apaciguar el hambre. Sabe que hoy es el día que Violeta trae de esa deliciosa barbacoa que le encanta. Escucha venir a su ama, y en el momento en que la puerta del departamento se abre, salta por entre los muebles y no se percata de mi presencia.

Por fin termina mi martirio. Disfruto mi caida. Me libero por fin de esta vida de sufrimiento.

Estúpida esperanza, y maldito destino que ahora me hace vivir todo desparpajado en un bote de plástico de yogurt.

¿Cuándo acabará esto?

martes, junio 08, 2021

La Procesión


Hoy es día de procesión. No me siento bien. El triregnum pesa demasiado. Siento líquido entre mis piernas; empiezan dolores horribles y espasmos violentos. Grito. Mi corte me recuesta. La gente se arremolina. La guardia suiza forma una barrera. Para horror de todos los presentes, la cabeza ensangrentada de un bebé asoma por debajo de mi sotana.

La Procesión

Hoy es el gran día de la procesión a través de Roma: desde la Basílica de San Pedro hasta San Juan de Letrán. Desde hace una semana no me siento particularmente bien. La congestión, la barriga hinchada, retención de líquidos. Me pregunto si será gota. Mis médicos sólo quieren la menor oportunidad para desangrarme. De todas mis funciones papales, las procesiones son lo que más odio. Debería prohibirlas. El calor es ominoso y estos atavíos son extremadamente incómodos. Mi secretario hace lo que puede para limpiar el sudor de mi cara. El triregnum pesa un infierno. De repente, siento líquido saliendo de entre mis piernas. Al principio pienso que me he orinado, pero la sensación es distinta. Empiezo a sentir dolores horribles y espasmos en el vientre. Comienzo a gritar. Mi corte se moviliza, me recuestan. La gente se arremolina. La guardia suiza forma una barrera. Las convulsiones abdominales son más fuertes. Para el horror de todos los presentes, una cabeza ensangrentada asoma por debajo de mi sotana. El grito desgarrador de un infante recién nacido paraliza a toda Roma.

 

La Bruja


Hoy un niño me gritó desde un auto "¡bruja!". Por un momento deseé que chocara el carro en la esquina y que el mocoso saliera volando por la ventana, se le cortara el brazo, o yo que sé. Pero luego pensé que con esos padres y la educación que esta recibiendo tendrá un mejor castigo de adulto, cuando esté divorciado y con deudas. Pobres de sus papás, verla andar así por la calle; si yo viera a Pablito así ¡me daría un infarto! ─Pablito, mira a esa muchacha, si algún día te vistes así, te desheredamos, ¿verdad querido?─ ¡Sabrosa! Y que buenos pomelotes. No me importa que sea "darqueta", mientras más tatuajes más locotas están; cualquier cosa es mejor que esta vieja aguada... ─Sí mi vida, ¡te vas a la calle, eh!─ ¡Qué bonita muchacha! Cuando sea grande quiero vestirme así, como en la caricatura de Castlevania; quiero ser un vampiro, o mejor aún, ¡Alucard! Me pregunto a que edad puedo ponerme un tatuaje; me gustaría una daga envuelta en dos serpientes negras, que estén saliendo por los ojos de una calavera... ¡Ay! Que lata con mis jefes ─¡Bruja!─. A ver si con eso se alivianan. Ojalá un día la conozca en persona y le pueda pedir perdón. A lo mejor hasta quiera ser mi novia.

miércoles, junio 02, 2021

La Paradoja del Filete Miñón

Trillones de dólares son las ganancias anuales que el mundo actual otorga a unas cuantas corporaciones, al proveerlas gratuitamente de los datos depositados en sus aplicaciones digitales. Sólo unos cuantos percibimos en cierta medida las implicaciones de esta transacción, y aceptamos las migajas que recibimos a cambio de nuestra valiosa privacidad; sin embargo, no hacemos hincapié en las consecuencias que esto tiene en las personas que no tuvieron esa posibilidad de elegir, y que son entregadas desde que nacen a servir en este negocio injusto. 

En Teoría de la Computación, se le llama “arreglo” a cualquier tabla bidimensional de elementos del mismo tipo de datos; y una “matriz” se define como un arreglo cuadrado, es decir, que sus dimensiones en vertical y en horizontal son equivalentes. De ahí viene el nombre de la película “Matrix”, ya que la historia está basada en una humanidad subyugada por las máquinas, y reducidos a celdas de energía acomodadas de esa manera, donde sus cerebros son conectados a un Software de realidad virtual y la humanidad desconoce su verdadero propósito, viviendo en un falso libre albedrío. 

En un momento clave de la película, el personaje Cypher toma la decisión de dejar el mundo real y reconectarse a la Matrix con el propósito de liberarse de los sufrimientos del mundo real, traicionando a los rebeldes que se oponen al control de las máquinas a cambio de una vida llena de placeres en el mundo virtual; olvidando todo lo vivido previamente. A esto le llamo la paradoja del filete Miñón, ya que cuando Cypher hace el trato con las máquinas, lo hace en un restaurante de lujo, mientras disfruta un trozo de esos cortes, con pleno conocimiento de que es una ilusión, y que aun así la prefiere sobre de la vida de penurias en el mundo “real” (platos de proteína ínfimos e insípidos). 

En nuestro mundo nos enfrentamos día-a-día a una versión hodierna de la Matrix, compuesta de servicios (Facebook, Instagram, Pinterest, WhatsApp, etc.) que crean una ilusión de bienestar aletargante y adictiva. Empero, esta percepción ilusoria es la máscara de una realidad limitada, donde las personas (y los servicios que nos proveen) a las que nos conectamos a través de Internet, son reales, y pueden estar a 2 metros o a 10 mil kilómetros de distancia; y con las cuales estamos (o buscamos estar) involucrados por motivos variados, afectando nuestras decisiones y acciones en una cotidianeidad real, pero restringida, moldeada por nuestros gustos y preferencias. 

En la evolución del Internet desde los años 80 hasta nuestras fechas, se ha dado una transformación, no sólo de disponibilidad al acceso, sino también de adaptación de las maneras de interactuar con sus usuarios. Los destinos en Internet evolucionaron sus interfaces y servicios para atraer el mayor número de visitantes, catapultando incluso nuevos dispositivos físicos (smartphones, tablets, relojes de pulsera, etc). En un inicio, los visitantes eran potenciales clientes, consumidores de bienes y servicios, hasta que Google cambió las reglas del juego en la década del 2000, y convirtió la información de sus visitantes en un producto para sus clientes reales: los consumidores de información. Este es el modelo actual de negocios más redituable del mundo, sólo detrás de la pornografía. En un paralelismo, los Internautas nos hemos convertido en las células de energía eléctrica de la Matrix, alimentados en un mundo placebo, para generar la sustentabilidad de un poder corporativista y fáctico, que nos ofrece servicios de información y comunicación “gratuitos”, a cambio de disponer a sus anchas y sin limitaciones de todos los datos que depositemos en dichos servicios.  

Es aquí donde entra en juego la paradoja del filete Miñón. Las personas que de alguna manera vivimos y contribuimos a la evolución de las interfaces hacia el mundo virtual, lo hicimos, si bien no con plena conciencia, sí con nuestra entera y absoluta voluntad. Pudimos distinguir plenamente entre una realidad sin estos dispositivos y la nueva realidad a través de ellos. Obtuvimos un mundo de facilidades percibidas como placeres a cambio de la rendición de nuestra privacidad y albedrío; olvidamos toda nuestra difícil vida pasada y sus penurias: eliminamos de nuestros círculos sociales a gente que no nos gusta, y nos aislamos en un mundo de cosas y personas que nos causan placer: Pero en el trato, vendimos también a nuestros hijos. Todos los nuevos seres humanos que han nacido dentro de esta nueva era conocida como “digital”, no tienen ese discernimiento y libertad de decidir si quieren formar parte de la Matrix; desde el momento que nacen los conectamos a través de las interfaces y los hacemos parte de ese mundo electrónico: cuando les tomamos una foto y la subimos a Instagram, cuando grabamos su voz para mandársela a la abuela por WhatsApp, y hasta con simplemente dejarlos jugar en una Tablet, los estamos enchufando a ese mundo del cual no existe punto ni de partida, ni de regreso. Se convierten de facto en una célula de generación de datos de consumo para el beneficio de corporaciones multinacionales, que se han tomado como misión la degeneración el mundo real, a tal grado que sea insoportable vivirlo, y así sumir a la humanidad en la dependencia placebo a sus máquinas de absorción de datos. 

Ya hay esfuerzos de algunos gobiernos por limitar la captura de datos de menores de edad en redes sociales: la regulación general de protección de datos (GDPR) de la Unión Europea, la legislación mundial de protección y datos y privacidad de la ONU, etc. Y también existe la contraparte en acciones de “lobbying” de las corporaciones para atenuar dichas reglamentaciones, a través de la influencia con capital económico y político sobre los dirigentes y legisladores con cartas en el asunto. Por lo tanto, es responsabilidad de las generaciones que todavía tenemos ese discernimiento entre el mundo virtual y el real, la de pelear por mantener a los niños fuera de ese sistema, que lo estudien y lo entiendan, y que cuando tengan la edad apropiada para tomar esa decisión, lo hagan.  

Será interesante en de diez a veinte años, descubrir que escogerán esos niños que seamos capaces de preparar: ¿preferirán saborear un jugoso corte de carne virtual en un restaurante Michelin?, ¿ó comer avena real e insípida servida en un trasto de hojalata reciclada? 

sábado, mayo 22, 2021

diálogo

the king of todas las gallinas

que tiene

tenia golden feathers

golden feathers?

en cada papá y cada mamá, todo en wons

que es wons?

wons? se meane que todos estan mezclados juntos, and es la mismo, un papá y un mamá todo mezclado juntos, es un wans

wons?

wans? no wons

ones

ones, si

y?

and, todo el dia pueden lay up to... one millon eggs a day!

one million? ni que fuera una hormiga, una reina hormiga

no, no es una reina hormiga, es una reina chicken, una reina hormiga no puede lay one thousand eggs

más

más que un thousand eggs?

millions 

a million?

millions

a gazillion es más que eso, I mean, no no podia lay como one thousand eggs, a gazillion eggs, one gazillion eggs!

oh, y luego?

y luego esos eggs crecen cualquier tipo de gallina

y laten say a equal que si alguien lo come lo transfornes, 

lo transforme?

si, y ese no es, ese no es, pero nadie queria matarlo, queria dejar para que todos los hens del mundo siguieran viviendo, en caso de ser extintion.

sábado, mayo 08, 2021

Promesa



─¡Espérate, espérate!

─¡Perdón! ¿Te lastimé?

─No, todavía no estoy lista.

─¿Quieres que me baje primero?

─No, más bien, como que no tengo ganas ahorita.

─¡Ah!

─Déjame descansar un ratito y volvemos a intentarlo.

─Sí, está bien

─¿Te molesta si canto?

─No. Arrúllame.

─Deja pienso una canción.

─¡Vá!

─Ya te tardaste.

─No se me ocurre ninguna.

─Siento el ambiente triste.

─¿Cómo...

─Como si fuera día de muertos.

─¡Ah! ¿Por qué?

─Porque ya no estás aquí.

─¿Qué? Pero si aquí estoy.

─Aún así. No te siento aquí.

─Y extraño que no estés.

─Me da tristeza. Es como un funeral de algo.

─¿Estaríamos en un lugar mejor si nos muriéramos?

─¿Eh?

─Sí. Un lugar sin dolor, sin tristeza

─No sé, no lo creo

─¡Ash!

─Pero te prometo que el día que me muera, voy a buscarte y te diré si allá es mejor.

─¿En serio?

─Sí.

─Yo haré lo mismo...

─No peque, tú vas a vivir mucho. Yo me iré mucho antes.

─No digas eso.

─Sabes que sí.

─¿Y cómo me harás saber? No quiero que me asustes. Sabes como me pongo con esas cosas.

─Cierto.

─Ya sé. Con la marca de mi mano mojada dibujada sobre la pared.

─¿Cómo cuando lo hicimos en el callejón mientras estaba lloviendo?

─Sí.

─Me gusta.

─Y tal vez también con mi olor para que sepas que soy yo.

─¡Ay sí!

─"Ay si", ¿qué?

─¿Cómo harás todo eso si eres un fantasma?

─Buen punto.

─Ya me las arreglaré.

─¿Y si allá no está bien?

─No regresaré.

─Okey.

─¿Oye?

─Mande.

─¿Te quieres bajar?

─¡Vá!

lunes, mayo 03, 2021

Diario hiperespacial de pensamientos extraviados

Marzo 24, 2570

Las memorias de antología se pierden entre la discordancia de pequeños caminos que se retoman a menudo en la geografía científica irregular del camino a casa. Esto precisa la circunscripción de los hallazgos, y revelarlos en su naturaleza subyacente, removiendo la capa de apariencia en el universo espacial, y exteriorizando su composición hiperespacial.

En la frecuencia de los treinta Hertz es casi imposible sostener el nivel de detalle necesario para capturar dichos pensamientos de entre los vestigios vertidos en el torrente hiperspacial por los remanentes de la amplitud de onda del lóbulo temporal común. A partir de hoy, intentaré desdoblar esa frecuencia en su rango regular, usando un algoritmo recursivo para tratar de descubrir anomalías fractales en el ruido inherente a la señal.

Julio 17, 2570

La travesía entre desiertos de arremolinadas arenas que raspan los ojos y resecan la garganta, siempre con la leve esperanza de que una pelota de béisbol perdida se revele entre las canaletas detrás de las estructuras piramidales del graderío naranja.

Febrero 28, 2571

[Aquellos] comportamientos autísticos de leyenda en conseguir patrones simétricos quinarios, descubiertos paso a paso a través de los cuasicristales fabricados en los icosaedros de concreto de banquetas, que, en secuencias infinitas, elevan el entendimiento del universo más allá de las malas notas recibidas.

Diciembre 8, 2571

Con tristeza registro en este diario la muerte del Profesor Mori Mori. En los subsecuente, el que suscribe, Dr. J. A. Ashler, continuara los experimentos con la metodología propuesta.

Diciembre 25, 2571

18:30

Las lisinas, riboflavinas y el fósforo que se desprenden por el desdoblamiento de almidones y aminoácidos de cereales del género Phaseolus elevados a temperaturas de ebullición, se compenetran en los axones del bulbo olfatorio, desatando sensaciones de falta de saciedad.

22:41

Entre anticonceptos recién adquiridos en aburridas sucesiones de resoplos en tonos graves en la escala mixolidia (reproducidos por la interminable sucesión de tutores y tineleros), hace su apoteósica aparición el devanado de trémolos en compases binarios de subdivisión ternaria del tema de la serie de dibujos animados en boga.

Febrero 12, 2572

Debido a recortes presupuestales, este proyecto ha sido cancelado hasta nuevo aviso.

Notas para futuras investigaciones

Los viajes infantiles que percibo en el anacronismo de las fantasías humanas que emanan desde y hacia el inconsciente colectivo, y que nos acompañarán para siempre en pequeños recorridos a través del mundo, no parecen encontrar una manera plausible de exteriorización práctica hacia los seres humanos en edad adulta.

lunes, abril 19, 2021

El Pez


Fishing, with me, has always been 
an excuse to drink in the daytime. Jimmy Cannon

Anoche tuve la misma pesadilla con el pez: Sus ojos sin párpados, su mirada de terror, gritándome en bocanadas “¡Help! ¡Help me!” y yo lo abrazo y le digo “Calma amigo, estás libre.” lo pongo en el agua y segundos después el infeliz brinca al bote de nuevo. Aquello se repite una y otra vez, conmigo gritándole siempre de mil maneras diferentes que no vuelva más; así hasta que despierto.

Ahogarse en definitiva debe ser más placentero en alcohol que en el agua, e infinitamente mejor que ahogarse en el aire. No recuerdo la última vez que estuve sobrio. El sonido del oleaje desde la terraza de mi nueva casa de playa me ayuda a quedarme en la cogorza por largo tiempo y siempre atina en remontarme al origen de mis pesadillas, de cuando todavía tenía aquella casa en el norte de California. Aunque nunca tuve afición alguna por la pesca ─y sigo sin tenerla─, experiencias con nuevos amigos nunca está de más, sobre todo con la promesa alcohol en abundancia y posibles nuevos clientes o socios. Tras varias horas de cervezas e historias de negocios ya lanzaba el anzuelo hasta sin carnada. Sorpresivamente algo mordió y, con el apoyo de los gritos de emoción de un montón de borrachos, saqué aquel enorme, plateado y hermoso pez. La borrachera continuó en mi casa y por alguna razón alguien decidió que como yo lo pesqué, era mi responsabilidad deshacerme de él ─o algo así. Los vapores de la embriaguez nublan mi memoria del porqué terminó en mi sótano.

Días después el hedor en el sótano era insoportable. El pescado era tan enorme y viscoso que era imposible para mí sacarlo de ahí. Traté de aminorar la pestilencia con cal esparcida sobre los restos,  amarré un paliacate mojado a modo de mascarilla y empecé a cavar un hoyo ahí mismo para darle sepultura. Pensé que había roto una tubería cuando me detuvo el ruido contundente de choque con metal. Quité con cuidado la tierra que para mí alivio continuaba seca y una caja de madera con bordes metálicos comenzó a descubrirse. La misma pala sirvió para abrirla y descubrir que estaba llena de una multitud de monedas en varios tamaños y tonos metálicos brillantes, con escudos de dos torres en las caras e inscripciones en latín “Vtraque Vnum”.

Procuro curarme las noches de pesadilla con el pez con un pequeño ritual que no recuerdo ni cuando comencé: Consiste en sacar de la caja fuerte la urna donde aún conservo los restos que calciné aquel mismo día ¿o tal vez fue unos días después cuando los vecinos se quejaron del olor? ─No lo recuerdo. Tomo una pizca de sus cenizas, las mezclo en mi vaso con güiski y me tiro a saborearlos en la terraza, escuchando la deliciosa música del mar y, aunque lo más seguro es que no hagan nada, me provoca placer jugar con la idea de que envenenan mi sangre en un autoflagelo redentor de mi pecado de asfixiar aquel animal, aunque muy bien sé que ni todas sus cenizas ni todo el alcohol del mundo me harán olvidar el terror y las súplicas que el pez me hacía por devolverlo al agua.