martes, junio 29, 2021

Amor en O


La idea de que pueda amarte siempre será debatible, ya que llegas a mí en una caja y eres del tipo inflable. 

Cuando encuentro la pequeña válvula debajo de la piel de tu espalda, la beso con mis labios y deposito mi aliento dentro de ti, querida, llenando la voluptuosidad de tus senos y caderas. En unos segundos se descubre en tu rostro la emoción hasta entonces encerrada de una vocal, mientras tus brazos se estiran como tratando de alcanzar el cielo. Entonces encuentro esta botellita, a lo que me pregunto estúpidamente… ¿por qué? Oh, ya veo, es que no tienes lubricación ya que eres de plástico y costuras; pero eso no importa, cuando cierro mis ojos y me recuesto sobre ti, te conviertes en la mujer de mis sueños.

Pienso en lo silenciosos que serán tus orgasmos en comparación de los de las mujeres a las que he hecho aullar. En el sexo oral nunca babeas, pero no creo que te los tragues, después de todo eres sólo una muñeca inflable, tan insignificante y vacía, de mil doscientos pesos con impuesto incluido.

Nunca podremos tener hijos, y eso tiene su encanto, porque así nunca tendrás que tomarte la píldora; pero tal vez si tenga que ponerte un parche en un brazo que, si eso pasara, ojalá no sea a consecuencia de un mordisco que te haga salir volando por todos lados.

No tendremos que pasar por la mortificación de cenar con tus padres ni de tratar de caerle bien a la suegra. Lo mismo con mis padres, que, de llegar de visita inesperada, podría esconderte fácilmente debajo de la cama.

Amarte tiene sus ventajas: mi cheque está seguro en las quincenas y los dolores de cabeza nunca son un problema; podemos tener sexo a cualquier hora; cuando los muchachos vengan a ver el futbol, te quedarás quieta en el closet: aunque no puedo negar que sería genial que me pudieras ayudar con las botanas y servir la cerveza.

Sin más, eres la mejor compañera que pude haber conseguido. Te amo y no me importa lo que el mundo piense. Me gustas… y aunque los nuevos modelos de latex natural me empiezan a llamar la atención, te prometo serte fiel hasta que tu plástico aguante.

viernes, junio 25, 2021

Cinturón

Quien fuera cinturón de seguridad para abrazarte y protegerte en tu tránsito por los caminos de la vida, mientras te voy abrazando desde tu hombro hasta tus caderas.

martes, junio 15, 2021

Elucubraciones del estado físico temporal de un Bonsai


Esa sensación de vértigo que he deseado toda mi existencia me provoca trascender hacia millones de partículas de cristal esparcidas sobre el piso de losa blanca del departamento de Violeta.

Las torturas y limitaciones a las que fui sometido toda mi vida me dan esta apariencia evocativa de paisajes costeros del lejano oriente: víctimas de la erosión constante de la salada brisa del mar. Y gracias a una proyección onírica de mi jardinero artesano atormentador, mi suplicio se complementa con mi encierro dentro de esta copa de coñac.

Saxon, el gato, descansa bajo el rayo de sol que entra por la ventana, tratando de apaciguar el hambre. Sabe que hoy es el día que Violeta trae de esa deliciosa barbacoa que le encanta. Escucha venir a su ama, y en el momento en que la puerta del departamento se abre, salta por entre los muebles y no se percata de mi presencia.

Por fin termina mi martirio. Disfruto mi caida. Me libero por fin de esta vida de sufrimiento.

Estúpida esperanza, y maldito destino que ahora me hace vivir todo desparpajado en un bote de plástico de yogurt.

¿Cuándo acabará esto?

martes, junio 08, 2021

La Procesión


Hoy es día de procesión. No me siento bien. El triregnum pesa demasiado. Siento líquido entre mis piernas; empiezan dolores horribles y espasmos violentos. Grito. Mi corte me recuesta. La gente se arremolina. La guardia suiza forma una barrera. Para horror de todos los presentes, la cabeza ensangrentada de un bebé asoma por debajo de mi sotana.

La Procesión

Hoy es el gran día de la procesión a través de Roma: desde la Basílica de San Pedro hasta San Juan de Letrán. Desde hace una semana no me siento particularmente bien. La congestión, la barriga hinchada, retención de líquidos. Me pregunto si será gota. Mis médicos sólo quieren la menor oportunidad para desangrarme. De todas mis funciones papales, las procesiones son lo que más odio. Debería prohibirlas. El calor es ominoso y estos atavíos son extremadamente incómodos. Mi secretario hace lo que puede para limpiar el sudor de mi cara. El triregnum pesa un infierno. De repente, siento líquido saliendo de entre mis piernas. Al principio pienso que me he orinado, pero la sensación es distinta. Empiezo a sentir dolores horribles y espasmos en el vientre. Comienzo a gritar. Mi corte se moviliza, me recuestan. La gente se arremolina. La guardia suiza forma una barrera. Las convulsiones abdominales son más fuertes. Para el horror de todos los presentes, una cabeza ensangrentada asoma por debajo de mi sotana. El grito desgarrador de un infante recién nacido paraliza a toda Roma.

 

La Bruja


Hoy un niño me gritó desde un auto "¡bruja!". Por un momento deseé que chocara el carro en la esquina y que el mocoso saliera volando por la ventana, se le cortara el brazo, o yo que sé. Pero luego pensé que con esos padres y la educación que esta recibiendo tendrá un mejor castigo de adulto, cuando esté divorciado y con deudas. Pobres de sus papás, verla andar así por la calle; si yo viera a Pablito así ¡me daría un infarto! ─Pablito, mira a esa muchacha, si algún día te vistes así, te desheredamos, ¿verdad querido?─ ¡Sabrosa! Y que buenos pomelotes. No me importa que sea "darqueta", mientras más tatuajes más locotas están; cualquier cosa es mejor que esta vieja aguada... ─Sí mi vida, ¡te vas a la calle, eh!─ ¡Qué bonita muchacha! Cuando sea grande quiero vestirme así, como en la caricatura de Castlevania; quiero ser un vampiro, o mejor aún, ¡Alucard! Me pregunto a que edad puedo ponerme un tatuaje; me gustaría una daga envuelta en dos serpientes negras, que estén saliendo por los ojos de una calavera... ¡Ay! Que lata con mis jefes ─¡Bruja!─. A ver si con eso se alivianan. Ojalá un día la conozca en persona y le pueda pedir perdón. A lo mejor hasta quiera ser mi novia.

miércoles, junio 02, 2021

La Paradoja del Filete Miñón

Trillones de dólares son las ganancias anuales que el mundo actual otorga a unas cuantas corporaciones, al proveerlas gratuitamente de los datos depositados en sus aplicaciones digitales. Sólo unos cuantos percibimos en cierta medida las implicaciones de esta transacción, y aceptamos las migajas que recibimos a cambio de nuestra valiosa privacidad; sin embargo, no hacemos hincapié en las consecuencias que esto tiene en las personas que no tuvieron esa posibilidad de elegir, y que son entregadas desde que nacen a servir en este negocio injusto. 

En Teoría de la Computación, se le llama “arreglo” a cualquier tabla bidimensional de elementos del mismo tipo de datos; y una “matriz” se define como un arreglo cuadrado, es decir, que sus dimensiones en vertical y en horizontal son equivalentes. De ahí viene el nombre de la película “Matrix”, ya que la historia está basada en una humanidad subyugada por las máquinas, y reducidos a celdas de energía acomodadas de esa manera, donde sus cerebros son conectados a un Software de realidad virtual y la humanidad desconoce su verdadero propósito, viviendo en un falso libre albedrío. 

En un momento clave de la película, el personaje Cypher toma la decisión de dejar el mundo real y reconectarse a la Matrix con el propósito de liberarse de los sufrimientos del mundo real, traicionando a los rebeldes que se oponen al control de las máquinas a cambio de una vida llena de placeres en el mundo virtual; olvidando todo lo vivido previamente. A esto le llamo la paradoja del filete Miñón, ya que cuando Cypher hace el trato con las máquinas, lo hace en un restaurante de lujo, mientras disfruta un trozo de esos cortes, con pleno conocimiento de que es una ilusión, y que aun así la prefiere sobre de la vida de penurias en el mundo “real” (platos de proteína ínfimos e insípidos). 

En nuestro mundo nos enfrentamos día-a-día a una versión hodierna de la Matrix, compuesta de servicios (Facebook, Instagram, Pinterest, WhatsApp, etc.) que crean una ilusión de bienestar aletargante y adictiva. Empero, esta percepción ilusoria es la máscara de una realidad limitada, donde las personas (y los servicios que nos proveen) a las que nos conectamos a través de Internet, son reales, y pueden estar a 2 metros o a 10 mil kilómetros de distancia; y con las cuales estamos (o buscamos estar) involucrados por motivos variados, afectando nuestras decisiones y acciones en una cotidianeidad real, pero restringida, moldeada por nuestros gustos y preferencias. 

En la evolución del Internet desde los años 80 hasta nuestras fechas, se ha dado una transformación, no sólo de disponibilidad al acceso, sino también de adaptación de las maneras de interactuar con sus usuarios. Los destinos en Internet evolucionaron sus interfaces y servicios para atraer el mayor número de visitantes, catapultando incluso nuevos dispositivos físicos (smartphones, tablets, relojes de pulsera, etc). En un inicio, los visitantes eran potenciales clientes, consumidores de bienes y servicios, hasta que Google cambió las reglas del juego en la década del 2000, y convirtió la información de sus visitantes en un producto para sus clientes reales: los consumidores de información. Este es el modelo actual de negocios más redituable del mundo, sólo detrás de la pornografía. En un paralelismo, los Internautas nos hemos convertido en las células de energía eléctrica de la Matrix, alimentados en un mundo placebo, para generar la sustentabilidad de un poder corporativista y fáctico, que nos ofrece servicios de información y comunicación “gratuitos”, a cambio de disponer a sus anchas y sin limitaciones de todos los datos que depositemos en dichos servicios.  

Es aquí donde entra en juego la paradoja del filete Miñón. Las personas que de alguna manera vivimos y contribuimos a la evolución de las interfaces hacia el mundo virtual, lo hicimos, si bien no con plena conciencia, sí con nuestra entera y absoluta voluntad. Pudimos distinguir plenamente entre una realidad sin estos dispositivos y la nueva realidad a través de ellos. Obtuvimos un mundo de facilidades percibidas como placeres a cambio de la rendición de nuestra privacidad y albedrío; olvidamos toda nuestra difícil vida pasada y sus penurias: eliminamos de nuestros círculos sociales a gente que no nos gusta, y nos aislamos en un mundo de cosas y personas que nos causan placer: Pero en el trato, vendimos también a nuestros hijos. Todos los nuevos seres humanos que han nacido dentro de esta nueva era conocida como “digital”, no tienen ese discernimiento y libertad de decidir si quieren formar parte de la Matrix; desde el momento que nacen los conectamos a través de las interfaces y los hacemos parte de ese mundo electrónico: cuando les tomamos una foto y la subimos a Instagram, cuando grabamos su voz para mandársela a la abuela por WhatsApp, y hasta con simplemente dejarlos jugar en una Tablet, los estamos enchufando a ese mundo del cual no existe punto ni de partida, ni de regreso. Se convierten de facto en una célula de generación de datos de consumo para el beneficio de corporaciones multinacionales, que se han tomado como misión la degeneración el mundo real, a tal grado que sea insoportable vivirlo, y así sumir a la humanidad en la dependencia placebo a sus máquinas de absorción de datos. 

Ya hay esfuerzos de algunos gobiernos por limitar la captura de datos de menores de edad en redes sociales: la regulación general de protección de datos (GDPR) de la Unión Europea, la legislación mundial de protección y datos y privacidad de la ONU, etc. Y también existe la contraparte en acciones de “lobbying” de las corporaciones para atenuar dichas reglamentaciones, a través de la influencia con capital económico y político sobre los dirigentes y legisladores con cartas en el asunto. Por lo tanto, es responsabilidad de las generaciones que todavía tenemos ese discernimiento entre el mundo virtual y el real, la de pelear por mantener a los niños fuera de ese sistema, que lo estudien y lo entiendan, y que cuando tengan la edad apropiada para tomar esa decisión, lo hagan.  

Será interesante en de diez a veinte años, descubrir que escogerán esos niños que seamos capaces de preparar: ¿preferirán saborear un jugoso corte de carne virtual en un restaurante Michelin?, ¿ó comer avena real e insípida servida en un trasto de hojalata reciclada?