martes, junio 08, 2021

La Procesión

Hoy es el gran día de la procesión a través de Roma: desde la Basílica de San Pedro hasta San Juan de Letrán. Desde hace una semana no me siento particularmente bien. La congestión, la barriga hinchada, retención de líquidos. Me pregunto si será gota. Mis médicos sólo quieren la menor oportunidad para desangrarme. De todas mis funciones papales, las procesiones son lo que más odio. Debería prohibirlas. El calor es ominoso y estos atavíos son extremadamente incómodos. Mi secretario hace lo que puede para limpiar el sudor de mi cara. El triregnum pesa un infierno. De repente, siento líquido saliendo de entre mis piernas. Al principio pienso que me he orinado, pero la sensación es distinta. Empiezo a sentir dolores horribles y espasmos en el vientre. Comienzo a gritar. Mi corte se moviliza, me recuestan. La gente se arremolina. La guardia suiza forma una barrera. Las convulsiones abdominales son más fuertes. Para el horror de todos los presentes, una cabeza ensangrentada asoma por debajo de mi sotana. El grito desgarrador de un infante recién nacido paraliza a toda Roma.

 

1 comentario:

Feliponcho dijo...

quita lo de los 100 kilos
quita lo "de repente"
cambia contracciones por otro tipo de espasmos
cambia el titulo, para obtener el knock out y no vender la idea desde el titulo de que es una mujer.