lunes, abril 19, 2021

El Pez


Fishing, with me, has always been 
an excuse to drink in the daytime. Jimmy Cannon

Anoche tuve la misma pesadilla con el pez: Sus ojos sin párpados, su mirada de terror, gritándome en bocanadas “¡Help! ¡Help me!” y yo lo abrazo y le digo “Calma amigo, estás libre.” lo pongo en el agua y segundos después el infeliz brinca al bote de nuevo. Aquello se repite una y otra vez, conmigo gritándole siempre de mil maneras diferentes que no vuelva más; así hasta que despierto.

Ahogarse en definitiva debe ser más placentero en alcohol que en el agua, e infinitamente mejor que ahogarse en el aire. No recuerdo la última vez que estuve sobrio. El sonido del oleaje desde la terraza de mi nueva casa de playa me ayuda a quedarme en la cogorza por largo tiempo y siempre atina en remontarme al origen de mis pesadillas, de cuando todavía tenía aquella casa en el norte de California. Aunque nunca tuve afición alguna por la pesca ─y sigo sin tenerla─, experiencias con nuevos amigos nunca está de más, sobre todo con la promesa alcohol en abundancia y posibles nuevos clientes o socios. Tras varias horas de cervezas e historias de negocios ya lanzaba el anzuelo hasta sin carnada. Sorpresivamente algo mordió y, con el apoyo de los gritos de emoción de un montón de borrachos, saqué aquel enorme, plateado y hermoso pez. La borrachera continuó en mi casa y por alguna razón alguien decidió que como yo lo pesqué, era mi responsabilidad deshacerme de él ─o algo así. Los vapores de la embriaguez nublan mi memoria del porqué terminó en mi sótano.

Días después el hedor en el sótano era insoportable. El pescado era tan enorme y viscoso que era imposible para mí sacarlo de ahí. Traté de aminorar la pestilencia con cal esparcida sobre los restos,  amarré un paliacate mojado a modo de mascarilla y empecé a cavar un hoyo ahí mismo para darle sepultura. Pensé que había roto una tubería cuando me detuvo el ruido contundente de choque con metal. Quité con cuidado la tierra que para mí alivio continuaba seca y una caja de madera con bordes metálicos comenzó a descubrirse. La misma pala sirvió para abrirla y descubrir que estaba llena de una multitud de monedas en varios tamaños y tonos metálicos brillantes, con escudos de dos torres en las caras e inscripciones en latín “Vtraque Vnum”.

Procuro curarme las noches de pesadilla con el pez con un pequeño ritual que no recuerdo ni cuando comencé: Consiste en sacar de la caja fuerte la urna donde aún conservo los restos que calciné aquel mismo día ¿o tal vez fue unos días después cuando los vecinos se quejaron del olor? ─No lo recuerdo. Tomo una pizca de sus cenizas, las mezclo en mi vaso con güiski y me tiro a saborearlos en la terraza, escuchando la deliciosa música del mar y, aunque lo más seguro es que no hagan nada, me provoca placer jugar con la idea de que envenenan mi sangre en un autoflagelo redentor de mi pecado de asfixiar aquel animal, aunque muy bien sé que ni todas sus cenizas ni todo el alcohol del mundo me harán olvidar el terror y las súplicas que el pez me hacía por devolverlo al agua.

sábado, abril 17, 2021

Entierro


No era mi intención matarlo. Al muy pendejo se le ocurrió pararse en la mitad del asalto y pues, me asusté, y me lo troné. Nos forramos con varios millones y no perdimos a nadie. Como de costumbre, le pasamos su respectiva a la chota y al gerente, y todos contentos… es lo de costumbre. Pero ¡ah! A este güey se le ocurrió hacer su babosada y aquí me tienen en su pinche velorio a ver que chingados se le ofrece a la jodida familia. Al menos hay un chingo de gente; así no se sacan de pedo de ver a alguien que no conocen. La familia no se ve tan en la miseria como me lo imaginaba, sin embargo, se me hace ley hacer paro. Le digo al muertero que vengo de parte del banco y le pago los gastos de la funeraria. El muy imbécil me empieza a hacer preguntas y le dejo ver la fusca que traigo en la cintura, sólo así entienden que no deben meterse en cosas que no les pinches importan. Le pago y le digo que no se le olvide que pagó el banco, que pues, en realidad, así fue. Doy un último vistazo a ver si veo alguna nalguita interesante, digo, por aquello de “no hay velorio sin entierro”. Pero ¡nah! Mejor me safo a Vallarta un rato y veo que encuentro allá, ¡total! El siguiente banco está programado hasta dentro de un mes. Playita, nalguita, depa junto a la playa… este será un buen año.

viernes, abril 16, 2021

Concupiscencias en Japón


─ ¡Es que eres bien puta! ─

Al decir esto Javi, una lágrima rodó por la mejilla de Claudia. Se llevó las manos a la cara al sentir el dolor de que alguien a quien amaba le dijera eso. No sólo fue la herida en el corazón, también el país lejano donde se encontraban. Nunca se imaginó recibir ese maltrato en medio de los jardines del Palacio Imperial en Tokio.

El objetivo de ella siempre había sido encontrar a alguien como él y casarse, tener hijos y tener una vida despreocupada en un suburbio de clase media alta en Austin. Según ella, Javi era un buen partido: atlético, ganaba bastante bien en la industria de los videojuegos, y aparte de ser latino como ella, era una bestia en la cama. Para él, lo más cercano a un objetivo de vida siempre fue cogerse a cien mujeres antes de los cuarenta; el doctorado de Claudia y su importante puesto le importaban nada a comparación de, según sus palabras, lo "buenísima" que estaba, y que era “el mejor culo que se había cogido en su vida”.

En Kioto, los maltratos de Javi siguieron. Incluso en el Tori del templo Fushimi Inari, no faltó una escenita debido a la minifalda de Claudia.

Una semana antes de terminar el viaje, Javi despertó, y al extender la mano a tientas sobre el tatami, no encontró los senos de Claudia, que era lo que más le gustaba manosear por la mañana. Abrió los ojos y no había nadie. Se paró, fue a la cocina, y ahí encontró la nota donde decía que lo dejaba, que había comprado boletos para regresar inmediatamente a Texas, y que no la buscara más.

─ ¡Chingao! ─ Profirió Javi, pensando que tal vez fue demasiado el negarse a compartir el asiento en primera clase que ella le ofreció en el viaje de venida, sólo para poder viajar a sus anchas, sin aquella costumbre que el pensaba era de "viejas", de querer venir “sobres” de él todo el tiempo. Y por primera vez sintió que lo que había dicho tal vez pudo haber estado mal, y algo se movió en su corazón: un dolor que había sentido antes, en la niñez, cuando su mamá abrazaba a su hermano menor después de que él lo había hecho llorar por alguna estúpida broma.

─Pues ni pex, viejas aquí hay muchas─ pensó, mientras arrugaba el papel y lo arrojaba al piso. Se bañó y se puso lo primero que encontró en el veliz. Salió del depa en la prefectura de Shinjuku, y buscó rápidamente algún buen club de “nomikais” (bien conocidas fiestas de desenfreno en Tokio). El úber terminó por dejarlo en una calle cerca del barrio de Ikebukuro. Los transeúntes aquí lo veían raro, ajeno. Al llegar al antro que le marcaba la aplicación de su celular, encontró las puertas cerradas y un letrero en japonés que en ese momento no supo que decía “No Occidentales”. Javi, con desenfado, abrió la puerta y sus ojos se iluminaron por la cantidad de chicas asiáticas topless, que bailaban en medio de luces estroboscópicas, y servían bebidas a los hombres de traje y corbatas desaliñadas que gritaban con la lengua de fuera y los ojos inyectados de lujuria. Su ilusión no le duró más de dos segundos: sintió unos gritos a su espalda y un pesado brazo en su nuca. En la coyuntura del hombro de su brazo izquierdo sintió el dolor agudo provocado por una llave de torniquete que lo arrojó de bruces contra el suelo, que lo lastimaba casi con la misma intensidad que los gritos incesantes del guarura en su oído derecho. De repente, un metálico castañeo de corte de pistola junto a su sien hizo que todo en su mente se enmudeciera, y sólo pudiera pensar ─ ¡ya valió madres! ─.

En su mente apareció la expresión que tendría su madre cuando su hermano le informara que su hijo fue asesinado en un bar de prostitutas en Japón, y fantaseó la respuesta: ─ ¡Este cabrón! Irse tan lejos para ir a un putero, ¡tan pendejo! habiendo tantos aquí a la vuelta ¿a poco le gustaban las monas chinas? ¡esas te gustan más a ti mijo! ─

Dos "yakuzas" (miembros de la mafia japonesa) le dieron la vuelta en el suelo y un tercero le apuntaba con el arma a escasos centímetros de su cara. Le levantaron la playera y le buscaron tatuajes por todo el cuerpo, paraît saber si no se trataba de un miembro de un clan enemigo (por inverosímil que parezca, los rasgos de las personas oriundas del oriente de México son algunas veces afines con ciertos genotipos japoneses). Al fin lo dejaron levantarse y le dieron a entender en un inglés muy carcomido que tenía que pagar el equivalente a cien dólares americanos, ahí mismo, en ese momento. Javi se los pagó, y dejó inmediatamente el lugar. Al caminar media cuadra su estómago se revolvió, y vomitó en medio de la calle.

En medio del bamboleo del metro, miró a una pareja de occidentales que se besuqueaban en un rincón del carro. La punzada en su corazón regresó, con un inmenso sabor a soledad, y se apresuró a repetir las palabras que su hermano siempre le repetía "todas las viejas son unas putas, menos mi mamá y mi hermana". Se puso sus audífonos inalámbricos, y se perdió en su lista de reproducción de reguetón y hip-hop.

De regreso al departamento, le envió un mensaje a Claudia "Lo siento, en realidad lo siento, can we talk?" El mensaje se quedó en visto a los pocos segundos. Después de cinco minutos escribió "Don’t be like that, hon" El mensaje nunca fue recibido. Intentó llamarle, pero se fue directo a buzón de voz. Balbuceó algunas lágrimas de cocodrilo, le dijo algunos halagos en tono sexual, y cuando empezó a proferir obscenidades por haberlo dejado ahí sólo, el tono de final de la grabación se dejó escuchar.

Javi se recostó en el tatami, le dió un sorbo a la lata de Sapporo por la que reprendió a Claudia tres días atrás, cuando la mandó a comprar cerveza y no le trajo las IPA que tanto le gustan; y se dijo a si mismo ─Ni aguanta nada─

Desde su teléfono, actualizó a primera clase su asiento de regreso, y pronto se quedó dormido viendo un canal de animé.


lunes, marzo 29, 2021

Mecanismo Fantasma


Estoy más tranquilo ahora que mis teorías acerca de la psique robótica por fin han sido comprobadas. El proponer sensaciones de presencia y funcionalidad de extremidades removidas en entidades robóticas (aún después de actualizar la información en la unidad de memoria central), me convirtieron en el hazmereír de la comunidad científica durante años. Era anticipable: les creamos a nuestra imagen.

El Proyecto


─¡Ayer si funcionaba, Profe!─

Replicó X85-N1, tras el fracaso de la presentación de su proyecto, aunque sabía bien que no funcionó ni ayer, ni en ninguna otra ocasión. Esta era la segunda vez que cursaba la materia y no podía darse ya el lujo de reprobarla. Sus constructores lo sacarían de la Universidad, y de seguro lo mandarían a trabajar en las lineas de ensamblaje de Autofac.

─Sólo tienes una oportunidad más de entregarlo funcionando. Te espero mañana a las dieciséis cuatrocientas─ 

Respondió el profesor antes de retirarse del salón de demostraciones.

Pasados treinta y cinco grados paralax, X85-N1 comenzó a repasar los elementos del circuito orgánico de su proyecto.

─...energía de enlace en la capacitancia enantiomerática... electronegatividad en las moléculas quirales... resistencia carboxílica en los reactivos nucleófilos... densidad de carga variante en el enlace dihidroxiciclopropánico...─

Todo parecía estar bien. El diseño seguía al pie de la letra el manual de implementaciones de circuitos neurosinápticos.

Después de varias tazas de estimulante de la marca "Nuclear" (que le ayudaron a aumentar en varios millones de ciclos la búsqueda de la  posible falla), X85-N1, exhausto, por fin entró en estado de ahorro de energía. 

Fue durante una de las singularidades de 7 Hz (que ocurren cada cuarenta millones de tics dentro del periodo de hibernación), que algo muy curioso ocurrió: ¡una interrupción! y en un registro ubicado en una zona de la memoria de X85-N1 que raramente se accede en estos modelos, causando su inmediata salida del modo letárgico y elevando la frecuencia de respuesta a niveles ¡más allá de los 30 Hz! Inmediatamente hizo unos pequeños ajustes en la programación, realizó una prueba rápida, recogió todo, y salió en hiperpropulsión hacia la Universidad.

─¡Muy interesante! Te felicito─ Exclamó el profesor ─El estímulo físico en la parte posterior del circuito para inicializar el sistema neural no se había intentado antes. Esto optimiza el alcance de las ondas beta en un tiempo récord nunca antes registrado... creo que tenemos que empezar a platicar de tus opciones de posgrado. Pero antes, ¿podrías repetir el experimento?─

X85-N1 alzó de nuevo el proyecto por los pies, y le profirió sendo golpe en las nalgas que inmediatamente causó una gesticulación de alta frecuencia sonora, característica del simple proyecto final de la materia de Inteligencia Natural.




martes, marzo 23, 2021

El Niño de Argos


Dicen los que lo vieron. Yo no estaba, pero me dijeron.

En el pueblo de Argos vivía Telémaco, un niño de rizados cabellos dorados que jugaba entre las concurridas calles. Menelao, el capellán, observaba a Telémaco en secreto desde la ventana de la sacristía. Diómedes, el carnicero, no perdía ocasión de acariciar las manos delicadas del niño cuando le entregaba el cambio. Anaxibia, la tendera, lo invitó en secreto en más de una ocasión a la trastienda, a lo cual el niño se negó siempre, sonrojado, soltando una sonrisilla pícara justo antes de salir corriendo con la bolsa del mandado.

Cada sábado por la mañana se ponía el mercado en la plaza principal. En el puesto de naranjas coincidieron el capellán y la tendera. Telémaco pasó corriendo frente a ellos. Las miradas de Anaxibia y Menelao no pudieron más que seguirlo. Al sentirse mutuamente delatados en su deseo por el pequeño, sus mentes comenzaron a urdir de entre la duda y el deseo, su propia y legítima redención.

─¡Buenos días, Padre! ¡Qué fresquita está la mañana, ¿eh?

─Anaxibia saludaba así al capellán, mientras acomodaba dos cucuruchos de naranjas en su red.

─Un poquito fresca doña Anaxibia, sí, un poquito fresca. ¡Pero ya calentará!
─Respondía el capellán, que esa mañana vestía sobre la sotana una chamarra de corduroy.

─¡Ese niño! Tan bonito, pero tan travieso. Ojalá nunca lo hubiera visto espiar por entre los barrotes de las ventanas del convento, esas pequeñas que dan a los baños de las monjas.

─Murmuró el capellán.

─¡Precioso! Tan rollizo, pero tan pícaro. Ojalá jamás le hubiese pescado tratando de mirarme por debajo de las enaguas al agacharme a llenar los frascos con keroseno.

─Susurró la tendera.

Pero en los mercados nada que se susurre o se murmure queda en subrepticio. En los días que siguieron, Telémaco era injustamente regañado por los adultos, aislado por sus amigos, rehuido por las niñas.

─Lo mejor será que venga a servir a la iglesia como monaguillo. Creo que eso lo ayudará a enderezar su camino y acercarse a Dios.

─Sugirió el capellán a la madre de Telémaco.

  Después de la misa, Menelao indicó a Telémaco que lo esperara en la sacristía, para que le ayudara a contar las limosnas. Una vez que se quitó la sotana, cerró la puerta y se quedaron los dos a solas.

─Te ves muy tenso, tómate una de esas pastillas que están junto el cepo, para que te relajes.

─Ordenó Menelao, con un gesto gentil, pero con la autoridad de una mano firme con dedos relajados.

En unos minutos, el niño empezó a sentirse somnoliento; el capellán comenzó a masajear con concupiscencia los hombros de su recién adquirido catamita.

─ ¡Pam!

─De repente, la puerta de la sacristía se abrió con violencia. Era Diógenes, el carnicero.

El puesto de carne en el mercado se pone siempre en frente del de las naranjas. Diógenes vio también al niño correr por el mercado, y reconoció la mirada de complicidad entre la tendera y el capellán. Él también deseaba al niño, pero no así. Tomó al niño en sus brazos y lo llevó con su madre.

El secreto del capellán se esparció rápidamente.

Menelao ahora es cura en otro pueblo, y la mirada acusatoria del carnicero pronto provocó que Anaxibia traspasara la tienda, mudándose a la capital para nunca ser vista de nuevo.

Esto es verdad y no miento. Como me lo contaron lo cuento.


viernes, marzo 19, 2021

Parisina

En la sonoridad de la noche acontecen peculiaridades cósmicas de un distintivo satín.
Pretensiones sigilosas envueltas en gráciles transparencias de marfileado batista. 
Concupiscencias cordialmente declaradas en tonos de azul mezclilla. 
Ondulaciones suaves y brillosas de nuestras mentes de tafetán. 

Y me rendiría para siempre por tocar el cielo de georgette en urdimbre de seda en entramados de calicó, donde la vida nos supera y nos cubre con su manto vertiginoso de cheviot. 
Tras la lucha en contra de las olas belicosas de este mar de corduroy 
terminamos rendidos en las tersas y asoleadas playas de franela de nuestras almas. 

Nuestras miradas entrecruzadas de organdí, en cada susurro de cada despertar 
brocadas en plata, jade, avellana y carmesí. 
Los cuerpos de nuestros tiempos recubiertos en interminable satín 
separados por gráciles y coralinas organzas que ilusionan distancia. 

En los caminos de modal, entre los bosques de hayas 
te encuentro frecuente y contenta,
luciendo tu gabardina de popelina. 
En medio de esta afelpada, frecuente y dehiscente nevada cartesiana,
te saludo brevemente, 
y me despido acomodándome mi sombrero de felpas; 
solapado para siempre entre los matices grises del punto imperial.

martes, marzo 09, 2021

Taoyuan Airport


La velada en Taipei no pudo ser más perfecta. Esperando mesa en el oyster bar, Wendy se dió cuenta que yo sabía demasiado de la ciudad, de buenos restaurantes, qué decir y hacer. Ella no es tonta, y es algo que valoro. La considero mi igual, y eso me atrae. Nuestra comunicación era en inglés, pero nacimos bajo lenguajes muy diferentes; yo el español y ella el mandarín. Puse fin a su curiosidad diciéndole que sí, que había salido antes con otras mujeres de esta ciudad. Esta confesión gradualmente la empezaría a poner más celosa, casi difusa, hasta llegar al punto de tener que aclarar las cosas de vuelta en el hotel. El mismo hotel donde más temprano le canté una canción en el sofá mientras coqueteabamos con la mirada; misma canción que le compuse durante la noche anterior. "No me lo esperaba" dijo, y me preguntó el título de la canción; "Special", le respondí. Recuerdo muy bien ese sofá junto a la ventana, donde le di un masaje mientras ella atendía una junta en su celular con un cliente importante. La misma ventana por donde ella juraba había visto a un hombre desnudo en otra ventana de un edificio cercano; excusa para estar juntos buscando un punto en el horizonte y darme una oportunidad de intentar besarla. Y aunque lo descifré, y lo deseé, no lo intenté; mis dudas eran excesivas. Si no fuera por nuestra línea de trabajo, otra hubiera sido esta historia.

Nos conocimos varios años antes en un izakaya al que un colega nos convocó. Yo le dije que invitara a una persona en particular. Él fingió confusión y la trajo a ella. Wendy no recibía órdenes de él, de hecho ella no estaba segura por qué estaba ahi. Esta era una cena de reconciliación por viejas rencillas entre el equipo local y el mio, y mientras la diplomacia hacía su trabajo, yo me concentraba en ella: en la tristeza en sus ojos, en esa mirada profunda y nostálgica que se grabaría en mi mente para siempre. Esa misma tristeza que no estaba en sus ojos esa noche en el hotel; no sé si por la oscuridad interrumpida frecuentemente entre los destellos del 101, o porque sus ojos estaban llenos de celos e ira.

Ella permanecía ahí, acostada junto a mí, viendo al techo, y yo, sobre mi costado, viéndola a ella. La deseaba y ella lo sabía, pero hasta entonces ella en su mente se hacía la primera, la que abriría a este westerner a su cultura, a los laberintos de un estilo de feminidad nunca antes por mi concebida, pero ahora se sentía tracionada por mí y por sus propias ilusiones. Me advirtió que no fuera a cometer alguna estupidez. Yo no supe bien a que se refería y le elaboré un discurso, el cual culminé con una frase que acuñé en mi mente días antes: "no seremos los primeros, ni los últimos".  Esto la convenció. Puse la mano en su vientre y cuando intenté besarla respondió "a este tipo de estupideces me refería". Cuando empezaba a considerar una nueva estrategia, mire al reloj digital en el buró que escribía 4:40 en dígitos rojos, como los de una bomba de esas de las películas. No había tiempo para nada más, los dos lo sabíamos y nos levantamos a hacer las maletas. 

Disfruté como nunca nuestro trabajo en equipo, nuestra fijación por cumplir con los milestones. De su forma de dar órdenes, de tomar decisiones, y de preguntarme sólo lo indispensable. Ella sabía a la perfección como empacar mis herramientas, y eso me pareció demasiado sexy. A las 5:40 estaban todas las maletas listas. Sus regaños y recomendaciones me cayeron en gracia. Tomé el teléfono para notificar de nuestra salida. Todos los preparativos estaban listos, el taxi llegaría a las 6:00. Nos turnamos para ir al baño y lavarnos los dientes: no había aún confianza para otra cosa. 5:50 la abracé y no la quería soltar, ni ella a mi, pero como buenos profesionales la sensación de urgencia nos empezó a hervir. Dimos una última mirada a la habitación que fue nuestra por un día, y deseé que el tiempo se parara ahí. Lo último que vi fue la aurora asomándose por la ventana, y en la luz carmesí del despertador: 5:50. Repasamos los planes una vez más mientras bajábamos el elevador, dejé las llaves en el lobby mientras el taxi nos esperaba. El botones puso los bultos en el maletero y, al darme un papelito con el número del taxi, me preguntó el destino, a lo cual le contesté: Taoyuan airport. Aventé la mochila al asiento y me volví hacia ella. La abracé y le dije "todo va a estar bien". Por último, le susurré al oido en español "te quiero mucho". Ella quiso contestarme algo, pero no lo logró. Me di la vuelta y me subí al taxi. Wendy se quedó ahí, pequeña y sola, en medio de la ridículamente enorme entrada del hotel. Desde la ventana del auto, se me deshizo el corazón en un segundo cuando descubrí en su rostro los mismos ojos de cristal y de melancolía de la noche en que la conocí, aquella noche en que su exnovio la dejó, y la verdadera razón por la cual mi colega la había invitado. Ahora yo la dejaba en ese país al otro lado del mundo; de mi mundo. Nunca dejé de verla mientras el taxi arrancaba y ella nunca se movió del lugar donde la abracé. En el momento en que la perdí de vista me asaltó un pensamiento que marcaría mi vida: Siempre terminamos huyendo de lo que no queremos dejar ir.

sábado, marzo 06, 2021

Zombie

Cuando llego a casa, Candy permanece inmóvil, parada de cara a la estufa.
Si los noticieros dicen la verdad, esto no esta bien - si es un zombie, todo está perdido.
Saco mi arma y me preparo para lo peor.

lunes, noviembre 16, 2020

Tuna

 En el desierto de arenas anhelando arenas de otros distantes (o cercanos) desiertos

tuna te encontré.

¿O me encontraste tú?

Tal vez nos descarriamos.


En la vastedad de los mares de las emociones, nos encontramos

conscientes y diligentes

conversos y perversos

En dicotomías de consciencias informales.


Surcando los cielos de comida vegetariana

Te azucé (tal vez de ahi vienen las azucenas).

Te gustó.

Y salivamos, y saboreamos, y chacoteamos.


¿Qué es lo que buscas?

¿Qué es lo que busco?

Aventurarse a ser feliz, ser más, ...

El reto: las profundidades de nuestras mentes.

lunes, noviembre 09, 2020

Sabiéndote

De los dias y las noches en las que vienes a mi.
Trémula y consciente, efímera y grandiosa.
Contraatacas mis pensamientos más mundanos,
y los conviertes en deseos paganos.
¿Cómo llegar a ti?
¿Cómo saberte?
¿Cómo pensarte todo el tiempo?, y en el tiempo detenerte y acercarme.

Tengo miedo al rechazo
pero más miedo tengo al no estar ahi
en la concupiscencia de tu mañana
y en la agotadura de tu acaecencia.

Vienes a mi pero no estás
Voy a ti pero no estoy
Sin embargo estamos juntos casi siempre
Acariciandonos en cajitas del pasado

Sabiéndote todo, y casi nada te sé.


Decreto

Decreto que nos redimamos en nuestra amistad, en la embriaguez y el deleite.
Sí, sepultemos cordura, arrasemos angustia, fastidio y dolor.
Que nuestra risa arranque las náuseas del corazón
y una rola bella y dolorosa nos haga levitar.

Comamos y fumemos, gocemos todo lo que queramos.
Bailemos y cantemos, como en concierto bacanal.

Que la risa desprenda las náuseas del corazón
y una rola bella y dolorosa nos haga levitar.

Que inicie la música, retumben los muros, se enchine la piel
que muera la muerte y que viva la vida, que goce el placer

Que la risa destruya las náuseas del corazón
y una rola bella y dolorosa nos haga levitar.

Vivamos, soñemos y vengamos
a la bacanal de concierto, al concierto bacanal.


Opaco

La secrecía del océano de nuestros espirales encuentros sólo pudo culminar en nuestros entramados desconciertos acontecidos después del amanecer. Ese asoleado deshidratar de nuestros nocturos deseos que nos hacen viajar miles de kilómetros bajo la luz de la luna sobre nubes de un azul marino intenso. Y meternos por las ventanas a la habitación del otro y mordernos la garganta hasta desgañitarnos de placer. De ese placer insano de sabernos mutuos y no tenernos. De esa mutua inocente ceguera a lo que nos habría de ocurrir. De este opaco existir donde tú no estas y yo si estoy.

Al caer la tarde

Casi te habías quitado la ropa.
Afuera, un árbol curioso mañosamente soltó sus hojas cerca de la ventana.
Sentada en mi sillón rojo, medio desnuda,
juntaste las manos y extendiste tus pies a tus anchas.
Tus pies tan suaves y sensuales como solo ellos podrían ser.

Observé como un rayo de luz pálida; filtrado entre las ramas del árbol de afuera
mariposeaba en tu sonrisa, y en tu seno, 
como abeja buscando una flor.

Te besé tiernamente tus tobillos.
Tú, con tu sonrisa suave, irónica, brutal.
Como claros trinos de traviesos jilgueros,
tu hermosa risa de cristal.

Tus pies se escondieron bajo tu pijama.
Y audaz me sermoneaste por primera vez: "¡Termina ya!"
Pero tu risa te delató.

Te sentí palpitar en mis labios; mientras besaba tus párpados dulcemente cerrados.
De repente, en mis comisuras saboreé el sabor metálico de tu risilla, al tiempo que sentí que te apartabas.
Y pensé "¿Es en serio?"

Tu sonrisa leve y juguetona dejó escapar un "Felipe, te lo advierto ..."
Pero detuve tu protesta con un beso.
Y tu hermosa risa tenue se volvió a escuchar.
Una risa que quería más que un beso...

Casi te habías quitado la ropa.
Afuera, un árbol curioso mañosamente soltó sus hojas cerca de la ventana,
demasiado cerca.

Alma Pagana

En los días soleados de otoño, iré por los senderos
sintiendo el pasto crecido en las manos
Soñador, sentiré la brisa del mar en mi cara.
Dejaré que el viento despeine mis cabellos.

No hablaré, no pensaré nada:
Pero el amor infinito se levantará en mi alma
Y llegaré lejos, lejos, como un gitano
Naturalmente, feliz, como con alma pagana.

viernes, septiembre 13, 2019

Laberintos

Laberintos de linearidades perdidas entre ropajes oscuros
Parroquias agonizantes que caen sobre nuestras espaldas
Canastos de flores que nos llenan de entrega y amor
Lo que quiero es estar junto a ti.

Instantes de genialidad doblegados
  entre risas malsanas
Embatidos en despojar los desacatos
Deseándote en todo momento.

En la sangre la oblicuidad del ser
Conmiscericorde apócrifo el desencanto
De la capacidad de decir que no
Cuando a ti todo te diría que si

Corta tu lazo, corta tu sangre
Ríndete a mi
Dejémoslo todo en el camino
Dime que si, y vente conmigo





viernes, septiembre 06, 2019

Lo Nuestro

Entre dulcigomas nos entrepensamos, cada quien en su tatami, divagándonos entre siniestros pensamientos. Que al no ser diestros nos causan gracia y conspicuocidad recíproca.
Qué bellos los dedos que resbalan por la rueda mágica del mouse; gráciles falanges que nos cautivan al verlas y lamentarse al no verlas.
Amé tu complicidad, así como amé perderme entre tus piernas y tus brazos.
Nunca imaginé que el baño pudiera llegar a ser tan francés y tan gracioso. Supongo que de eso se trata esto: Lo nuestro.

viernes, febrero 01, 2019

The Ultimate Secret Feliponcho's list of places to be in Taipei

I kept some to myself, but here are the ones I have brought you already.. and beware, businesses open and close really fast in Taipei, so don't be surprised if some of these places are out-of-business by the time you visit there.

Eat:

https://www.elle.com/tw/life/foodie/g25036573/ambassador-hotels-corner-bakery-63/

https://www.facebook.com/OLD2F?fref=ts

https://www.yelp.com/biz/%E4%B8%8A%E5%BC%95%E6%B0%B4%E7%94%A2-%E4%B8%AD%E5%B1%B1%E5%8D%80

best black sesame noodles ever
https://goo.gl/maps/ep1RcJUwtir

https://www.facebook.com/Da-Wan-Yakiniku-Dining-Restaurant-%E5%A4%A7%E8%85%95%E7%87%92%E8%82%89%E5%B0%88%E9%96%80%E5%BA%97-155053412986/

Go to the one in Xinyi
http://www.kanpaiclassic.com.tw/zh_TW/branches

https://www.facebook.com/shin27190005/

very early in the morning or late morning (11am.. before they close)
https://www.facebook.com/pages/%E8%8F%AF%E5%B1%B1%E5%B8%82%E5%A0%B4-%E9%98%9C%E6%9D%AD%E8%B1%86%E6%BC%BF/154088941341874

Drink/Social
https://www.facebook.com/JerryWuChengHen

don't go to this one if you cannot stand smoke - https://foursquare.com/v/mod-public-bar/4b7ea588f964a52010f72fe3

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