sábado, abril 17, 2021

Entierro


No era mi intención matarlo. Al muy pendejo se le ocurrió pararse en la mitad del asalto y pues, me asusté, y me lo troné. Nos forramos con varios millones y no perdimos a nadie. Como de costumbre, le pasamos su respectiva a la chota y al gerente, y todos contentos… es lo de costumbre. Pero ¡ah! A este güey se le ocurrió hacer su babosada y aquí me tienen en su pinche velorio a ver que chingados se le ofrece a la jodida familia. Al menos hay un chingo de gente; así no se sacan de pedo de ver a alguien que no conocen. La familia no se ve tan en la miseria como me lo imaginaba, sin embargo, se me hace ley hacer paro. Le digo al muertero que vengo de parte del banco y le pago los gastos de la funeraria. El muy imbécil me empieza a hacer preguntas y le dejo ver la fusca que traigo en la cintura, sólo así entienden que no deben meterse en cosas que no les pinches importan. Le pago y le digo que no se le olvide que pagó el banco, que pues, en realidad, así fue. Doy un último vistazo a ver si veo alguna nalguita interesante, digo, por aquello de “no hay velorio sin entierro”. Pero ¡nah! Mejor me safo a Vallarta un rato y veo que encuentro allá, ¡total! El siguiente banco está programado hasta dentro de un mes. Playita, nalguita, depa junto a la playa… este será un buen año.

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