lunes, noviembre 09, 2020

Opaco

La secrecía del océano de nuestros espirales encuentros sólo pudo culminar en nuestros entramados desconciertos acontecidos después del amanecer. Ese asoleado deshidratar de nuestros nocturos deseos que nos hacen viajar miles de kilómetros bajo la luz de la luna sobre nubes de un azul marino intenso. Y meternos por las ventanas a la habitación del otro y mordernos la garganta hasta desgañitarnos de placer. De ese placer insano de sabernos mutuos y no tenernos. De esa mutua inocente ceguera a lo que nos habría de ocurrir. De este opaco existir donde tú no estas y yo si estoy.

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